Cada mañana el señor del sombrero compraba el diario, no tanto por informarse como por distraerse en el extenso viaje que realizaba a su trabajo en el metro. Así, en el transcurso de las estaciones, el diario se iba transformando en basura y cuando el señor del sombrero llegaba su destino, arrojaba el antes diario y ahora basura al papelero.
Sin embargo, este no es el triste final, pues cada día, cinco minutos después de tal suceso, pasaba el señor del bigote, revisaba el papelero, tomaba la basura antes diario, lo limpiaba, lo doblaba con cuidado y paciencia, lo depositaba amorosamente en su bolso para leerlo más tarde y la basura volvía a ser un diario.
Buffff, ¡absolutamente genial tu microcuento!
ResponderEliminarY, por una sorprendente casualidad, puedo contarte que en los trenes de Londres hay un cartel que reza: Your newspaper is rubbish
El mundo es muy pequeño y todos somos piezas pequeñas, parece :)
EliminarQue lindo cuento, podrías mandarlo a santiago en 100 palabras, lamentablemente es cierto, cada vez el diario es menos importante, con todo esto de las tablets y el computador.
ResponderEliminarbesos gemeli
Si he mandado cuentos, pero no he tenido éxito ahí :)
EliminarYa vendrá.
Besitos
precioso...
ResponderEliminarGracias :)
EliminarMaravilloso! ♥
ResponderEliminarGracias :)
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