Un año me dijeron que debía usar obligatoriamente gorro. Al principio no me gustó la idea hasta que dije, si vamos a usar algo que sea con estilo y me fui a una sombrerería. La verdad es que como la literatura se pasa colando en mi vida, el deseo de tener un sombrero de ala larga era exclusivamente por un libro de mi niñez: "Los pájaros confianzudos".
Este libro cuenta la historia de unos pájaros confianzudos que les gustaba posarse en los sombreros de las personas porque era muy sociables, pero algo pasó (no recuerdo, debí leerlo a los 9-10 años) y entonces los pájaron confianzudos dejaron de posarse en los sombreros.
Quien contaba la historia era alguien a quien le gustaban los pájaros confianzudos y usaba sombrero a la espera de ellos, sin embargo, ellos no volvieron a aparecer. Él los buscaba y los buscaba para intentar que se subieran a su sombrero.
Siempre me identifiqué con el libro, quizás porque el personaje si quería a los pájaros, pero otros hicieron cosas para hacerlos desconfiar.
Entonces, yo empecé a usar mi sombrero con la esperanza de que un pájaro confianzudo se posará en él. De hecho, me robaron el primero y luego el segundo, con eso dejé de comprar.
Años después me enteré que el sombrero fue robado por ex-compañeros de mi carrera y así pensé que lo que la historia no cuenta es que así como hay pájaron confianzudos, también hay personas confianzudas y ambos terminamos siendo tan tímidos y protegiéndonos que no podemos encontrarnos.